Un paso atrás

Quizá es complicado para una persona que no tenga problemas en expresarse, en decir lo que piensa en cada momento, el pensar lo difícil que es para otras el hecho de que la gente de su alrededor pueda ver cómo son realmente por dentro, el sentimiento de vulnerabilidad de estas personas que, como me pasa a mi, sienten al expresar verdaderamente sus sentimientos.

Da rabia. Da mucha rabia sentir como los años que llevas intentando cambiar eso de ti mismo, abriéndote poco a poco a los que te rodean, con tus aciertos y tus errores, pero consiguiéndolo, se van al traste en unos días.
Como dejas de sentirte a gusto contigo mismo hasta tal punto de cerrarte en banda a absolutamente todo el mundo, y todo debido a una persona que quizá no se merece provocar ese cambio en ti, pero que inevitablemente lo ha producido, y de una forma dramática.

Aun así, prefiero acogerme al buen consejo de una amiga que decía: "no siempre se ha de ir hacia adelante. En ocasiones, es conveniente dar un paso hacia atrás, aunque sea para conseguir impulso y seguir avanzando; debemos a veces pararnos un momento, el tiempo que necesites, para ver todo con diferente perspectiva, ya que todos los días vivimos muchas cosas, y muchas de ellas cambian nuestra percepción, y se nos escapan".

Al fin y al cabo todos somos un proceso dinámico en nosotros mismos; no dejamos de cambiar, tanto para bien como para mal, y es un camino que todos debemos recorrer antes o después. Lo importante, es nunca darse por vencido, nunca abandonar y, efectivamente, de vez en cuando parar o volver la vista atrás y así descubrir cual ha sido el fallo, qué no debes volver a hacer jamás.

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